Claros pensamientos, Oscuros nervios.

Siempre cuando voy caminando alegre por la vida de la mano con novio y me cruzo con una pareja con cara de ortopormil, pienso: cómo hacen loco, pero qué embole, no sé cómo pueden aguantar así, la verdad que yo no podría, no señor.

Pero luego llega, sí, el momento, ese momento llega. Pero ojo porque uno no lo reconoce hasta cuando son 10 minutos después de que estuviste discutiendo en la adorable mesita vereidal de Palermo. Sucede cuando el silencio se hace lugar y se debe diversas opciones: una, no hay nada que decir. Dos, hay tanto por decir que nada sale. Tres, ya no sé cómo mierda hacer para expresarme bien y que puedas entender mis argumentos o cuatro cuando estás tomando un largo sorbo de esa bebida alcohólica que en principio mucho no te gustaba pero ahora es una hamaca en la playa con cocos y una play station.

El tema es que es justo en ese momento cuando caigo. Imagino a mi persona (o al menos a un holograma de mi persona), cruzando la calle pasando por donde me encuentro y mirándome con esa cara de “cómo hacen loco, pero qué embole, no sé cómo pueden aguantar así, la verdad que yo no podría, no señor.”
Es ahí cuando mágicamente pierdo el enojo. No puedo explicarlo pero de repente me doy cuenta que estoy pensando en eso y no en toda la gran pelea y en lo idiota que puede ser novio. Y ahí mi cabeza comienza: Bueno, basta ok listo, volvé a pensar en cómo refutar los argumentos y a ver cómo carajo los vas a decir ahora, dejá de boludear, qué linda esa remera aunque no me gustan las mangas, uy casi te pisan gilllll, todo bien pero hace frío para cuánto más tendremos aquí, hechas, totalmente hechas...podrías haberte puesto un corpiño que te las lleve un poco mejor capa, che debería hacer alguna mirada seria para ese lado así ve que estoy como….no sé, cómo estoy….digo algo?

Y es en ese momento cuando él habla y tengo que retomar con el papel de enojo, porque claro, tampoco te la voy a regalar así tan fácil, el tema es que después de unos segundos cuando veo que no puedo mantener mucho más la planificación, como un sorete me ablando y ahí es cuando quiero que todo vuelva como antes, entonces muy de a poquito comienzo a intentar llevar la situación para un lugar mejor, junto a la hamaca y play station.

Pero ahora afronto un nuevo desafío. Me pongo nerviosa, onda muuy nerviosa por el miedo a que descubra que ya se me fue todo y que soy una tarada y que él tenía razón. Y comienzo a pensar en esos momentos en los que también me pongo muy nerviosa y es totalmente innecesario!
-Firmar algo. En especial si es en un banco o algo, pienso que a lo mejor van a ver que no estoy haciendo una firma muy normal y de corrido entonces es que la estoy falsificando entonces es que quiero robar y entonces chau, prisión!

-¿Tenés hora? Ayy la pregunta más difícil que me podés hacer. Sé leer la fuking hora del reloj con flechitas pero me pongo nerviosa por decir mal los códigos esos de “menos cuarto, y cuarto o media para –“ y que se den cuenta que no lo sé lo suficiente!

-Regalos. Dios sabrá que amo recibir presentes, pero me pongo demasiado nerviosa en el momento por que..no sé! No sé por quéé, será porque sé que no me va a gustar y ya tengo que estar planeando qué cara ponerr.

-Nombres. Esta es muy común. No, no me sé tu nombre así que te voy a decir che y te voy a presentar a mi nuevo amigo con su nombre pero de vos sólo voy a decir “che”.

-Boletos. Esta sí que es la más pelotuda. Tengo que sacar el estúpido boleto pero me pone nerviosa que el chofer salte con que le dije un importe menos del que correspondía o cuando las monedas tardan en caer o son truchas y sé que hay alguien atrás odiándome como yo odio a los que tardan y entro en pánico total el cual puede notarse por el horror de mi cara cuando camino ya por el pasillo a la hora de buscar asiento.

En fin, seguramente novio después de leer esto tome una reacción de molestia al notar que pienso en cualquier otra cosa mientras peleamos y esto genere una nueva pelea, pero, pero si leyó bien, notará que será mejor obviar la riña y comprarnos una hamaca.