no es comer lo que hace mal.

Sin pensarlo dos veces, sin siquiera pestañear, aflojando sus dedos y respirando profundamente, masajeando su corazón y retorciendo los dedos de los pies, ella emitió un sonido que combinó una ecuación de letras con el siguiente resultado:

- "No quiero que nos veamos más."

Pensándolo más de una vez, pestañeando 3 veces por segundo, tensionando sus dedos y respirando entrecortadamente, acalambrando su corazón y estirando los dedos de los pies, él no pudo emitir sonido alguno.

- " "

Con ardor interno pero con la expresión inmóvil, llorando para no reír, relajada y plácida, ella miró su marchar con un andar un poco amanerado.
Pensando en que seguramente se estaba por perder America´s Next Top Model, con mucha delicadeza y armonía en sus brazos, tomó los dos panqueques del plato opuesto, los bañó en dulce de leche, luego en crema, luego en membrillo y, con una increíble precisión, puso un techo a su mansión imperial, dándola orgullosamente por finalizada.

Con gesto ceremonioso y de época renacentista, alzó cuarenta y dos centímetros por encima de su flequillo, el glorioso tenedor.
A cargo de una misión vomitiva, dicha herramienta irrumpió el salón real de la residencia, causando un estrepitoso derrumbe.
Gracias a una sublime satisfacción e imaginando ahogarse en membrillo a los dimunitos habitantes chocolatosos, ella saboreó la chimenea en un nivel que superó todas sus expectativas.

Veintitrés minutos después, en alguna estación de la línea B, una sonrisa malévola se dibuja en las comisuras de él, pues su plan había marchado a la perfección.
Logrando así, que lo mismo que a ella le causaba vitalidad, exactamente veintitrés minutos después, le pondría fin.
Enviándola ahora y sólo ahora, a reunirse en suerte con sus chocolatosos amigos.